lunes, 24 de mayo de 2010

Sobre el final de LOST (absténganse los que no lo hayan visto)


En PERDIDOS lo que siempre ha importado es lo subyacente. Y en el final lo subyacente se hace explícito. Las tramas conscientes se vertebran y derrumban y algunas se resuelven y otras quedan incompletas, pero todo avanza en dirección a la premisa escrita entre líneas.
A mi entender, la isla no es otra cosa que una metáfora de la vida. Por eso nunca sabremos el qué o el porqué de esta. Al igual que con la vida, sólo podemos hacer figuraciones que nos llevan a nuevos interrogantes, y cada pregunta contestada genera otras cien cuestiones. Y así estamos todos, perdidos. Nuestro tiempo en la isla nos lo pasamos intentando averiguar por qué hemos llegado, dividiéndonos en bandos, debatiendo sobre si tenemos un propósito o por el contrario somos fruto de la casualidad.... Tomemos la postura que tomemos hay cosas que no nos cuadran y negamos las partes de la realidad que no podemos concebir con las ideas que hemos adoptado. Podría decirse incluso que la iniciativa Dharma no es otra cosa que la tradición cultural-tecnológica que busca insaciablemente la respuesta a la última pregunta de una forma estadística y mesurable.

Pero el mensaje se completa. Los personajes de LOST ya no están perdidos, pues hay una única manera de dar con un sitio en el mundo y de obtener algo parecido a la felicidad: encontrarnos en los demás. Hallarnos juntos. Indentificarnos y amarnos. Vivir juntos, morir solos.

1 comentario:

marguis dijo...

Todo era una gran historia de amor!!!
Y como la romantica empedernida que soy, cuando Saywer y Juliet se besaban junto a la maquina de cafe estaba cegada por las lagrimas... si es que soy un poco tontita para estas cosas...